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martes, 10 de abril de 2018

La espiral del final



Una espiral da una vuelta entera y cuando crees que volverás a empezar el curso de las experiencias, te llevas la sorpresa de que no es cíclica, tal y como lo sería un círculo. Nada se repite, no se transforma, no se reinicia, simplemente sigue su curso de principio a fin.
Con cada vuelta, es provocada una sensación, con cada sensación, una experiencia nueva y con cada experiencia, una alegría o una tristeza. Todo aderezado con una sensación amarga de no poder llegar de nuevo al principio.
¿Y cómo termina todo esto? Con un final. ¿Feliz? ¿Triste?... No se, rellena tu encuesta, porque cada cual, tiene el suyo propio.
Mi espiral había llegado a su final dando todos sus giros posibles. Giros rápidos, cortos, intensos, pero a fin de cuentas giros. La vida te da muchas vueltas y te hace conocer a muchas personas. Algunas importantes, otras no. Algunas a olvidar y otras que te marcan para siempre.
Recuerdo que una vez me llamaron Morfeo, ese dios de los sueños. Y en cierto modo, pensándolo fríamente eso es lo que he sido durante todo este tiempo. Creador vividor de sueños, sueños provocados pero que a fin de cuentas… Sueños eran.
¿Y qué ocurre cuando llegas al final de una espiral?... Pues que se termina el viaje. Yo ya he llegado al final de la mía, del mío. He dado todos mis giros posibles y he provocado todos los sueños que me han dejado, incluidos los míos. Y sí… ahora toca parar, mantenerse en el movimiento inmóvil de la parada final. Enfundarme mi mejor traje de persona normal y proseguir con el curso de la vida. La que te ha tocado vivir, la que irremediablemente no vas a poder cambiar.
Hasta aquí mi viaje, solo apuntar que ha sido todo un placer por mi parte y por la parte de todos los placeres que he provocado. Y como despedida… Como dicen por ahí…
Buenos días, buenas tardes, buenas noches…

Erick (Soñador soñado)