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RELATO - Libérame o déjame pensar

Sumergido en la búsqueda de literatura erótica-romántica, me di cuenta de que las que contaban una buena historia y relataban hazañas sexua...

miércoles, 9 de mayo de 2018

LIBÉRAME O DÉJAME PENSAR. PARTE 3


LIBÉRAME O DÉJAME PENSAR     PARTE 3

Suena el despertador, yo utilizo el móvil para ello, me pongo una alarma sincronizada con mi pulsera de actividad y esta al vibrar me despierta. Así, sin sonido, en silencio. Siempre me ha resultado mas respetuoso que el despertador me despierte a mí y a todos mis vecinos. Esta mañana de lunes va a ser dura, pienso al abrir los ojos. Recordar lo que anoche viví me hace daño, aunque no tanto como cuando lo vi. Aún me estremezco al visualizarlo en mi mente. Me voy a la cocina y me preparo un café. Nada de mierdas de esas metidas en capsulas. Un café hecho en una cafetera de aluminio, como antiguamente. Comprada en los chinos, eso sí, pero al menos se que el café que sale por ella es auténtico. Los chinos se han hecho con todo el mercado sin que apenas nos diéramos cuenta. En cierto modo nos han hecho la vida más fácil, porque cuando necesitas algo, da igual la hora que sea que ahí están para sacarte del atolladero. Me sirvo un vaso bien cargadito, oscurito como a mí me gusta, casi lo que es un café cortado pero en vaso grande. Lo necesito porque si no, no soy persona. Me lo apuro y tras asearme y vestirme, salgo disparado por la puerta. Las ocho de la mañana es la hora de mi entrada al trabajo. Así lo decidí. Porque por el empleo que tengo dispongo de una horquilla amplia para entrar y salir de la oficina. Según entre, así salgo. Y yo soy de los que le gusta aprovechar el tiempo. Prefiero entrar a primera hora y salir pronto. Coche, tren, metro y paseíto. La rutina diaria para llegar hasta allí. No me importa, se que tardo mucho en llegar porque vivo lejos, pero el ambiente laboral es inmejorable y estar cerca de Mónica ya es un motivo de peso. Mónica… Mmmm. Llego a mi puesto de trabajo después de saludar al portero. Siempre lo pienso, soy el que pone las luces de las calles al salir de casa y el que abre la oficina, o al menos es lo que parece. En mi puesto hay muchas cosas, figuritas de varias películas, muchas chuches, notas con recordatorios, etc. Que le voy a hacer, soy friki por naturaleza y es algo que viene implícito con mi trabajo de informático. Me siento y leo la prensa de la mañana. El "30minutos" es todo lo que necesito para saborear mi segundo café de la mañana. Esta vez sí, café de máquina, horroroso de color y de sabor, pero te acabas acostumbrando. Además es bueno para una cosa, te regula el tránsito intestinal como dice el anuncio de los cereales. Como un reloj, oye. Al momento veo llegar a Mónica, suele llegar a las nueve, pero hoy ha llegado antes. Creo que puedo imaginar por qué lo ha hecho. Nos saludamos desde lejos y noto en ella un aire de preocupación. Yo no quiero ahondar en el asunto de anoche y no me apetece que se sienta incómoda. Después de todo, no sabe que albergo sentimientos hacia ella. Coloca sus cosas y se quita el abrigo, yo disimulo y comienzo a leer mis correos. Es justo lo que hago tras leer la prensa después de tomar el café. Veo un correo corporativo del departamento de Dirección con copia a todo el departamento. Mientras empiezo a leerlo, Mónica se acerca a mí. - Lo siento… - Me dice con cara triste y de arrepentimiento. - ¿Has visto este correo? Parece que nos hemos asociado con otra empresa aún mayor que nosotros. Aquí lo pone. - Contesto intentando quitar hierro y haciéndome el tonto. Mónica me mira y sabiendo mi jugada se sonríe levemente. Parece que he conseguido quitarle un poco de preocupación. - No lo había visto la verdad. Pero sí que había oído algún cotilleo de pasillo. Gracias. - Me contesta tímidamente. Yo me hago el tonto y los dos seguimos leyendo la noticia. Parece cierto, una empresa mayor y más importante se ha asociado a la nuestra. ¿Será el principio de nuestro fin? ¿O nos dará el impulso que nos falta para hacernos con más mercado? No lo sé, pero tampoco voy a dejar que me quite el sueño. La mañana transcurre con normalidad. Trabajo, cafés, trabajo, más trabajo. Noto a Mónica demasiado atenta a lo que hago, a lo que digo, a lo que miro, creo que me examina porque sabe que en el fondo no hizo bien y me hizo daño. Pienso que no es capaz de quitarse ese sentimiento de culpa. Como cuando estás a cargo de tu hermano pequeño y se te pierde por un momento. A las cinco y media me marcho para casa. Ha sido un día raro. No me he sentido cómodo en ningún momento. No he podido dejar de pensar en lo que pasó el otro día. Aún así soy un gran actor y lo he disimulado muy bien. Mañana será otro día y ahora voy a meterme en la cama. Estoy cansado y tengo ganas de cerrar los ojos. Por la mañana vuelta a empezar. Me despierto, me preparo el café y… ¡Joder! mi alarma sonó dos hora más tarde de lo programado. Ufff, me va a tocar correr. Desaliñado, me visto corriendo y salgo por la puerta de la casa como alma que lleva el diablo. Salir dos horas más tarde me implican muchas cosas negativas. Más problemas para aparcar el coche cuando llego a la estación y más problemas en el transporte público, vamos apretados como en una lata de sardinas. Llego a la oficina casi tres horas más tarde, corriendo, desaliñado y sudoroso, vamos, hecho un Don Juan. Al entrar noto un ambiente extraño. Hay mucho revuelto, la gente está hablando entre sí como descontrolada y nerviosa. Mónica me ve entrar y me mira. Tiene la cara seria, como si hubiera pasado algo. Yo le hago gestos desde lejos y ella no tarda mucho en llegar hasta mi lado. Mientras voy quitándome el abrigo y acomodándome en mi sitio, me empieza a contar. Parece que hemos sido comprados por la supuesta empresa que iba a asociarse con nosotros. Al escucharlo pienso que quizás sea la mejor opción, pero entiendo que produzca en los empleados algo de desconfianza. Me cuenta que el jefe les ha comunicado que a lo largo de la mañana vendrán a incorporarse a nuestras oficinas empleados de la nueva empresa. Yo termino de colocar las cosas e intento hacerle ver a Mónica que a lo mejor nos viene bien el cambio. Ella desconfía, pero asiente dándome la razón. El día se sucede de manera tranquila. Poco a poco todo sigue marchando con total normalidad. Sí es cierto que se ve a gente nueva, gente muy trajeada y emperifollada. Sin duda, son de la otra empresa. Se aprecia que son, como diría mi prima, gente cool. Se cruzan contigo, apenas saludan y parece como si te miraran por encima del hombro. Pero a mí eso me da igual. ¡Que les den por ahí! pienso. La tarde llega a su fin, recojo mis cosas y me dispongo a marchar a casa. Mónica está un poco más liada que yo y me hace saber que se quedará un poco más. Me despido de ella y me dirijo hacia el ascensor. Camino por el largo pasillo que me lleva hacia el y veo como en ese momento sale una mujer que marcha hacia el fondo. De lejos parece una mujer elegante, viste con un traje de chaqueta y falda de tubo. Camina de manera femenina con unos zapatos de tacón alto. Su pelo es moreno y lleva un recogido alto. Va tan rápido que solo puedo verla de espaldas cuando enseguida se pierde por el pasillo. Tenía que haber acelerado el paso, joder, pienso por un momento. Pero después, al recordar mi aspecto desaliñado y que posiblemente hasta huela mal, pienso que quizás sea mejor así. Voy llegando hacia el ascensor y el olor de su perfume me embriaga por completo. Es un olor dulce y con mucha personalidad. Me encanta. Sin duda tiene que ser una mujer increíble. Llamo al ascensor y no tarda en llegar, es lo que tiene entrar a trabajar antes y salir antes, que no coincides con la hora de salida de los demás y es más rápido al no hacer paradas en cada planta para recoger a nadie. Las puertas se abren y en su interior puedo ver a una preciosa mujer de cabellos rubios. También va vestida de traje, pero esta vez de chaqueta y pantalón. ¿Qué ha pasado? ¿Es que nos ha comprado una empresa de modelos? Es guapísima. La saludo cortésmente y me pongo a su lado. Bajamos hasta el hall principal y nos despedimos. Ella va hacia la cafetería de la empresa y yo me dirijo hacia mi casa. Hoy ha sido un día intenso y raro, pero con un final de dulce olor…


CONTINUARÁ.

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