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martes, 14 de noviembre de 2023

Sutilezas FUERA (BDSM)

En penumbra, donde a los ojos les cuesta acostumbrarse. Allí está ella, vestida de una manera sexy con una lencería de infarto. Está ansiosa, caliente y deseosa de recibir y dar placer. Igual que yo, que me he pasado tiempo deseando que esto ocurriera y despertara en mí mis demonios internos. Demonios del placer, demonios que solo buscan sentir y hacer sentir de una manera extrema.
Tras ella, la cruz. Un instrumento para dar placer. Dos tablones cruzados en forma de equis y con amarres en sus extremos para inmovilizar muñecas y tobillos.
Me acerco a ella, decidido y lujurioso . Me coloco frente a frente, la miro a los ojos y noto en ella temor y deseo de recibir placer.
La beso, agarrando su cuello, con ansia, como animal en celo que devora a su presa después de llevar días sin alimento alguno. Ella recibe mis besos, su cuerpo se calienta, arde, ronronea y me baila deseo.
Mientras la beso, hábilmente la agarro de sus muñecas, las levanto y las apreso en los extremos de la cruz.
Inmovilizada a mí merced, dejo de besarla. Me retiro unos centímetros y la observo, frágil, caliente, dispuesta a mis antojos, me encanta y me enciende verla entregarse. Ella me mira con deseosa a la espera de mis próximos movimientos.
No digo nada, en silencio, tranquilo, serio. Me agacho y procedo a inmovilizar sus delicados tobillos. Ahora sí, es mía, para mí disfrute, para mí deseo. Le sonrío, me acerco a ella y le digo.

- Eres mía y harás lo que yo te diga. Primero voy a disfrutar de tu cuerpo a mí antojo. Y tú, te entregarás a ello sin rechistar. No quiero que hables, no quiero que respondas con palabras a mis preguntas. Solo quiero escuchar salir el placer por tu boca. ¿Lo has entendido?

Ella me mira con deseo y asiente con la cabeza.
Me acerco, me pongo cara a cara, sé que ella espera mis besos, pero no, yo prefiero quedarme a escasos centímetros de su boca. Quiero sentir el calor de sus gemidos en mi boca.
Deslizo mi mano por sus pechos y realizo dibujos por ellos. Círculos alrededor de sus pezones, de uno a otro, voy pasando varias veces. Siento que ella comienza a arder de placer. Agarro su pecho y lo aprieto con dureza, sin provocar dolor, pero haciendo que me sienta.
Muerdo su cuello como devorando una presa recién cazada.
Bajo mi mano hacia su clítoris y comienzo a frotarlo hábilmente. Siento su humedad, el calor de su entrepierna y sus espasmos de placer.
Desde su cuello inicio un paseo hacia su pecho. Lo succiono, lo mordisqueo al tiempo que introduzco sin previo aviso mis dedos en su interior. Ella gime de placer, los siente y tensa su cuerpo soltando un alarido.
Comienzo a bombear con mi mano, dentro, fuera, dentro, fuera. Me encanta, la siento por dentro, su carne, su flujo, su lubricante natural.
Ella muere de placer y tensa su cuerpo entre espasmos.
Sigo durante un tiempo mordiendo su pecho y follando su coño con mis dedos. Mi entrepierna se abulta, mi polla lucha por salir de mi pantalón. Se quiere abrir paso y palpita deseosa de recibir su calor.

- ¿Te gusta? - pregunto serio.

Acelero los movimientos de mi mano mientras la miro y hablo con ella. Ella asiente con la cabeza a mi pregunta. Es obediente, sabe que no puede hablar.

- Pues tengo otra cosa que te gustará más.

Bajo la cremallera de mi pantalón y saco mi verga dura y lista para dar y recibir placer. Me acerco a ella y sin mediar palabra alguna, la introduzco en su coño empapado. ¡Joder! Qué sensación más placentera. Sentirme dentro de ella, sentir su calor, su humedad, sus espasmos.
Comienzo a bombear bruscamente. Sin cuidado, como animal irracional que solo quiere follarse a su presa en busca de placer. Las embestidas son fuertes y secas provocando el sonido del choque entre piel y piel. Me encanta, me pone a mil está mujer. Me excita muchísimo saber que disfruta al mismo nivel que lo hago yo.
Sentimos un placer extremo, ella no para de gemir y yo puedo sentir como afloran sus primeros orgasmos.
Repentinamente y sin previo aviso saco mi polla de su interior. Libero sus ataduras y la pongo de rodillas para ofrecerle mi verga empapada con sus propios jugos. La miro, me sonrío, agarro su cabeza y se la introduzco en la boca. No quiero que use sus manos, solo quiero sentir su boca, caliente y sentir que me succionando con fuerza y ansia. Ella intenta agarrar mi mástil con su mano, yo se la aparto para que capte lo que deseo. Acompaso el movimiento de su cabeza con mi mano, y poco a poco, le hago acelerar. Me encanta, que placer, tenerla a mí merced y cumpliendo obedientemente todo lo que quiero. Me gusta sacársela de la boca de vez en cuando. Agarrármela con la mano y juguetear con ella en su cara. Impregnar con su saliva y mis jugos sus labios, sus mejillas y dar golpecitos placenteros en su barbilla.
No tardo mucho en sentir que estoy a punto, que me llegan esos primeros calambrazos de gusto previos al orgasmo. Me voy a correr y así se lo hago saber. Con mi mano derecha me masturbo y con el pulgar de mi mano izquierda, le abro la boca para indicarle que deseo que reciba mi semen.
Ya llega, lo siento, me corro, me corro. Nos miramos a los ojos y mi leche comienza a salir a borbotones. Se cuela en su boca y ella está deseosa de ello. La inundo y traga mi dulce miel sin rechistar. Después, me obsequia con una mamada suave y delicada. Ufff! Yo muero de placer. No hay nada mejor que una mujer calme el ardor del orgasmo recién obtenido con suaves caricias en tu verga.

- Ahora viene tu turno zorra. Voy a comer de tu interior hasta que sacie mi apetito. - Le digo con voz ronca.

La ayudo a levantarse, la llevo hacia una camilla de masajes que hay al otro extremo de la habitación y la tumbo boca arriba.
Dirijo mi boca hacia su empapado coño y me dispongo a juguetear con su clítoris. Succiono y bebo todos sus fluidos. Ricos, calientes y llenos de placer. Me ayudo con mis dedos. Quiero que sienta mi lengua en su hinchado clítoris y mis dedos bombeando en su interior. Así estoy un buen rato, sacando sus orgasmos, sintiendo sus espasmos y notando como el coño se le inunda cada vez más  y da alimento para mí lujuria.
Mi verga vuelve a estar lista. No cabe duda de que esta mujer me vuelve loco.
Retiro mi boca y la cambio por mi polla. Vuelvo a estar dentro de ella, más calor, más humedad, y mi verga, más sensible por el orgasmo recibido, nota aún más su interior.
Bombeo una y otra vez.
Fuerte, rápido y decidido despertando en ella sus gemidos. Agarro su mano y la conduzco hacia su clítoris invitándola a que se masturbe mientras la follo. Quiero que goce como nunca, quiero que tenga el gran orgasmo mientras siente como mi polla entra y sale de ella. Así, una y otra vez, sin descanso y sin respiro consigo sentir de nuevo esa sensación que acontece al orgasmo. Ella está también a mil, a punto de caramelo. Lo noto, en mí, en ella, como llega, como mi polla comienza a palpitar escupiendo su leche dentro de ella. Y noto como ella, de tensa recibiendo su orgasmo al notar el mío. Ambos exhaustos, nos miramos, nos reímos y nos besamos dulce y delicadamente.




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